Lugar Común

 Soy ingenua,

por un momento todo se detuvo

o eso pensé.

Pero la ciudad se alimenta del movimiento,

necesita del ruido de los autobuses,

del ajetreo,

del bullicio.

La ciudad es una máquina

disonante

y poco aceitada

que nunca ha estado quieta,

sus piezas duermen a deshoras para conservar el ritmo.

Las luces de un letrero parpadean en la madrugada

como señal de que estará despierta las veinticuatro horas.

Soy ingenua,

reitero.

La ciudad no va a detenerse,

ruge afuera,

mientras el cuerpo que habito,

duerme adentro.

Comentarios

Entradas populares