Crónicas de un conjunto residencial a las once de la noche

10:44 pm.
Las ventajas de ser "grande" residen en que puedes salir de tu casa faltando veinte para las once sin ser cuestionada.
No voy a ningún lado.
Me siento en el parque, está solo porque los niños no tienen el privilegio de estar aquí "tarde".
Hace frío, un poco de viento y hay una tormenta eléctrica en el fondo.  Me gusta como se enciende el cielo por un instante e ilumina las ramas de unos árboles. Se enciende por partes y luego completo.
Las tormentas son bellas desde  lejos, en calidad de espectador. Pienso que no es lo mismo ver llover a través de la ventana envuelta en una cobija y una taza de chocolate en la mano a estar bajo la misma lluvia sin sombrilla y con tenis de tela... se sienten distinto.
Desde mi calidad de espectadora, digo que llueva allá porque se ve bonito y ya apagaron las luces del parque así que ahora también me da algo de luz.
Ya son las 11:08pm soy lenta escribiendo. A esta hora salen los adultos a botar la basura y pasear al perro.
No es tarde las chicharras comienzan a cantar cuando se oculta el sol, cantan hasta la madrugada; aún les queda un largo trecho. A pesar de eso las luces de los apartamentos se han ido apagando y en algunas ventanas se ven las luces intermitentes del televisor.
11:18 pm vuelvo a casa porque tal vez quiero una taza de chocolate caliente

Comentarios

Entradas populares